Después de que Katie Page se divorció de su esposo cuando tenía poco más de 30 años, sintió que estaba perdida, la vida perfecta y la futura familia con la que siempre había soñado ya no parecían alcanzables; ella tomó la valiente decisión de moverse por todo el país y comenzar una nueva vida. Después de conseguir un trabajo y comprar y arreglar su propia casa, estaba más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Sin embargo, todavía faltaba algo, o alguien, en su vida, después de darse cuenta de que sus sueños de convertirse en madre aún podían hacerse realidad, decidió tomar la desinteresada decisión de convertirse en madre adoptiva; esta decisión condujo a una experiencia que le cambió la vida no solo a ella sino a los dos niños increíbles que trajo a su vida.